Hacer jabón

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HACER JABÓN

Hacer jabón era una práctica frecuente en la mayor parte de los hogares hasta hace no mucho tiempo. El jabón se hacía con grasa, o sebo de las matanzas, y con sosa cáustica y más anteriormente con la ceniza que se acumulaba en el hogar. Por tanto es una reacción que se realizaba de forma tradicional por nuestros antepasados para aprovechar las grasas y disponer de un producto de limpieza de primera necesidad.

Aprovechando que estamos estudiando el tema de las reacciones químicas vamos a producir jabón como se hacía antiguamente por el método tradicional.

Esta reacción además nos va a permitir reciclar los aceites usados de nuestras casas de forma que conseguimos por un lado proteger el medio ambiente y por otro ahorrar en productos de limpieza, pues ya veremos que este jabón será útil para muchos usos.

HISTORIA DEL JABÓN

Probablemente nunca sabremos cuál fue el principio del jabón. Lo que sí sabemos es que nos tenemos que remontar a tiempos muy pretéritos para indagar su origen.

Cuenta una leyenda que el jabón fue descubierto por casualidad por las mujeres de Roma que lavaban en las orillas del Tíber. Del próximo monte Sapo bajaba una sustancia que en contacto con el agua dejaba la ropa más limpia y las manos más suaves. En el monte Sapo se hacían sacrificios de animales a los dioses, así que la grasa animal se mezclaba con las cenizas de las incineraciones, y toda esta mezcla descendía del monte debido a las lluvias locales.

La reacción de formación del jabón se denomina saponificación, que proviene de la palabra latina sapo, que significa jabón, quien sabe si debido a la leyenda del monte Sapo. Lo que se sabe es que no hay ningún registro del tal monte Sapo en la historia de Roma. Pero como todas las leyendas no deja de ser una explicación curiosa a un hecho que quizá se pierde en la más remota antigüedad.

Lo que sí es probable es que el jabón se haya descubierto por serendipia, o casualidad, quizá en un lugar tan común como el hogar de piedra que había en cualquier choza o palloza de los primeros asentamientos humanos. La grasa de los animales muy fácilmente se podía mezclar con las cenizas del hogar, y el contacto del agua facilitó la formación de espumas que se aprovecharon para lavar. Quien sabe, el caso es que llegó hasta nosotros como un producto imprescindible para la higiene y la limpieza.

¿De qué tenemos datos?

En tablillas sumerias de hace más de 4000 años, encontradas en Mesopotamia, se relata la mezcla de aceites, con potasa, resinas y sal para usos medicinales.

Se sabe también que hace más de 3500 años los egipcios se aseaban con aceites animales y vegetales mezclados con sustancias alcalinas para obtener sustancias jabonosas.

En la antigua Palestina, Roma o China ya se conocía la técnica de producción de jabones a partir de grasas animales o vegetales y álcalis.

En la ciudad fenicia de Alepo, se fabricaba un jabón elaborado con aceite de oliva y aceite de bayas de laurel, que adquirió gran fama. Su elaboración llega a nuestros días, y probablemente llegó a Europa a través de los cruzados.

En Al Ándalus se sabe que se fabricaba jabón desde el siglo X, usando como materia grasa el aceite de oliva. A partir del siglo XV a estos jabones fabricados con aceite de oliva se les dan nombres como jabón de Castilla o jabón de Marsella.

En el siglo XIX Louis Pasteur descubre la importancia de la higiene para evitar enfermedades. El hábito de lavarse las manos antes de las operaciones lo adquirieron los cirujanos en el reciente siglo XIX, lo que ayudó a salvar muchas vidas, que se perdían no por las cirugías en sí sino por la falta de higiene.

REACCIÓN DE SAPONIFICACIÓN

La reacción para obtener jabón a partir de las grasas se llama saponificación. Es una reacción por la que obtenemos un producto casi mágico, ya que es capaz de llevarse bien tanto con las grasas como con el agua.

Los aceites son triglicéridos de ácidos grasos, al reaccionar con la sosa cáustica o hidróxido de sodio se obtienen sales de los ácidos grasos, que son el jabón, y también se obtiene glicerina o glicerol.

De sobra es conocido que el agua se lleva mal con la grasa. El agua no se mezcla con las grasas. El agua es un compuesto polar, que interacciona bien con los compuestos polares, por eso disuelve bien las sales, por ejemplo, pero no así las grasas y la mayor parte de productos orgánicos. Las grasas y aceites son sustancias apolares que si se llevan bien con otras sustancias apolares, por eso a veces las manchas de grasas las podemos eliminar con disolventes como la gasolina antes de lavarlas con jabón.

 La magia del jabón es que tiene en su molécula una parte apolar que se lleva bien con las grasas, y una parte polar que se lleva bien con el agua, de esta forma conseguimos arrastrar las grasas con una corriente de agua, usando de intermediario al jabón.

REACTIVOS Y APARATOS QUE NECESITAMOS

Para la realización de jabón necesitamos una grasa. La grasa puede ser de origen animal o vegetal. Los restos de las matanzas se usaban tradicionalmente para la fabricación de los jabones. Con lo que se evitaban esos residuos y se obtenía un producto de primera necesidad en los hogares.

Para jabones de uso cosmético usaremos jabones vegetales sin usar. Pero podremos usar aceites usados en cocina para jabones de lavar la ropa, la vajilla o los suelos. Hay quien los raya y usa en las lavadoras con buenos resultados. Esta práctica ayuda enormemente al medio ambiente reciclando un producto muy contaminante de las aguas residuales.

Un jabón ideal es el de aceite de oliva, ya presente en los ancestrales jabones de Alepo, Castilla o Marsella. Podremos añadir otros aceites que complementen sus propiedades, o que necesitemos reciclar.

El producto alcalino que vamos a utilizar es el Hidróxido de sodio, o sosa cáustica, NaOH, para jabones sólidos. Si queremos jabones líquidos usaremos hidróxido de potasio, KOH.

El hidróxido de sodio es fácil obtenerlo en supermercados. Pero hay que tener mucha precaución con él debido a su reactividad. Lo manipularemos siempre con guantes, usando gafas de protección y con recipientes de cristal o de plástico, evitando recipientes metálicos.

Otros aditivos de los jabones son las esencias y colorantes, que también serán fáciles de obtener en tiendas y droguerías.

El agua puede ser del grifo o mineral, no es necesario agua destilada, que sería más difícil de conseguir.

Otros instrumentos que necesitaremos son, recipientes de cristal o plástico, una balanza de cocina, cuchara de madera, moldes de silicona y una batidora.

TABLA DE ÍNDICES DE SAPONIFICACIÓN

Para fabricar jabón debemos medir las cantidades de sosa cáustica, o NaOH, y de agua que necesitamos con mucha precisión, ya que si no podríamos tener un exceso de sosa en el jabón que lo haría muy alcalino, e inadecuado, y hasta peligroso, para la piel. Cada tipo de grasa o aceite que usemos para hacer jabón necesita una cantidad de sosa, que viene dada por el índice de saponificación, SAP.

El índice de saponificación, SAP, se define como el número de miligramos de hidróxido de potasio, KOH, requeridos para saponificar 1g de grasa bajo condiciones específicas. En función de la media de las masas moleculares de los ácidos grasos, que formen la grasa, se necesitará más o menos KOH. El hidróxido de potasio, también nos vale para hacer jabones, pero en este caso serán líquidos, si queremos jabones sólidos usaremos hidróxido de sodio, NaOH, pero en este caso el índice de saponificación cambia, lo debemos dividir por 1,4025.

Grasa Sap KOH Sap NaOH
Manteca de aguacate 0,193 0,138
Aceite de almendras 0,191 0,136
Aceite de argán 0,192 0,137
Aceite de bayas de laurel 0,213 0,152
Manteca de cacao 0,194 0,138
Aceite de caléndula 0,191 0,136
Aceite de camelia  0,192 0,137
Manteca de cerdo  0,196 0,140
Aceite de coco 0,248 0,177
Aceite de colza  0,190 0,135
Aceite de girasol  0,191 0,136
Aceite de jojoba 0,129 0,092
Manteca de karité 0,190 0,135
Aceite de linaza 0,192 0,137
Aceite de maíz 0,201 0,143
Aceite de nuez  0,192 0,137
Aceite de oliva 0,192 0,137
Aceite de palma 0,198 0,141
Grasa de pato  0,195 0,139
Aceite de pepita de uva 0,192 0,137
Sebo de vaca  0,198 0,141
Aceite de soja  0,192 0,137

Los jabones deben de tener un exceso de grasa, lo que se llama el sobreengrasado, es decir, deben tener más grasa que la que se necesitaría para reaccionar completamente con la sosa, así conseguimos que toda la sosa reaccione y que el jabón sea más suave para la piel. El sobreengrasado debe oscilar entre un 5 y un 10% de la grasa total.

También debemos medir la cantidad de agua en la que disolver la sosa. La disolución de sosa debe tener una concentración adecuada, ni muy grande ni muy pequeña, si añadimos mucha agua tardará más en secar el jabón, y si es muy poca se disolverá peor la sosa. Un valor adecuado oscila entre un 25 y un 35% de concentración. Una concentración del 25% significa que por cada 25g de sosa necesitamos 75g de agua.

CALCULADORA DE SAPONIFICACIÓN

Para obtener estas cantidades son muy útiles las calculadoras de saponificación. Os proporciono la siguiente para hacer jabones con hasta tres aceites fáciles de conseguir:

Introduce las cantidades de los aceites en gramos, si no usas alguno introduce un cero:

CALCULADORA DE SAPONIFICACIÓN

 

Gramos de aceite de oliva (g)   

Gramos de aceite de coco (g)   

Gramos de aceite de girasol (g)  

Porcentaje de sobreengrasado (entre 5 y 10) (%)  

Concentración (entre 20 y 40) (%)  


Para jabón sólido, con NaOH

Para jabón líquido, con KOH

 

Cantidad de NaOH = (g)

Cantidad de agua = (g)
 

 

Cantidad de KOH = (g)

Cantidad de agua = (g)
 

© Carlos Alonso

En la calculadora donde dice aceite de oliva puedes usar aceite virgen extra, ideal para un jabón cosmético, o aceite de oliva usado, ideal para otros usos. El aceite de coco es más caro, no es imprescindible, pero aumenta la cantidad de espuma del jabón, si es para uso cosmético. Basta con que uses una quinta parte de la cantidad de los otros aceites.

 

PROCESO DE REALIZACIÓN DE JABÓN

En este vídeo puedes ver el proceso seguido para la producción del jabón. Es importante tener precaución con la disolución de la sosa. Usa guantes y gafas, y si eres menor de edad acompáñate de un adulto mientras haces el jabón.

Pasos a seguir:

  1. Coloca en la mesa de trabajo todo el material que necesitas, reactivos y aparatos. No te olvides de guantes y gafas protectoras.

  2. Usa la calculadora de saponificación para calcular la sosa y el agua que necesitas para la cantidad de aceites que vas a utilizar. Anota estas cantidades en un papel.

  3. Usa la balanza para pesar todos los reactivos. Empezamos por la sosa, o NaOH. Utiliza un recipiente de cristal o de plástico, acerca el bote de sosa a la balanza para no derramar el producto por el camino.

  4. Pesa luego la cantidad de agua en un recipiente de cristal o de plástico.

  5. Disuelve la sosa en agua. Siempre añadiendo la sosa sobre el agua, ya que la reacción es muy exotérmica, desprende energía, y si lo hacemos al revés puede hervir el agua y producirse salpicaduras. Recuerda, la sosa sobre el agua. Y no te olvides de los guantes y las gafas de protección. Agita la mezcla hasta la disolución completa de la sosa, puedes usar una cuchara de madera o de plástico. Dejamos reposar y enfriar la disolución.

  6. Pesamos los aceites en otro recipiente de cristal o plástico suficientemente grande para que nos quepan todos los ingredientes. Si usas aceite de coco, lo debes calentar al baño maría para que funda, ya que a bajas temperaturas puede estar solidificado como una manteca.

  7. Una vez mezclados los aceites le añadimos la disolución de sosa.

  8. Usamos una batidora para mezclar todos los ingredientes. Muy importante no sacar la batidora de la mezcla funcionando, para no salpicar, recuerda que la sosa aún no ha reaccionado y nos podría producir quemaduras. Recuerda, guantes y gafas, y si salpica algo lava con abundante agua.

  9. Seguimos batiendo hasta conseguir el punto de traza, que se alcanza cuando la mezcla tiene una textura de crema, como unas natillas, pero no dejes que se solidifique mucho si no costaría más enmoldar. En este momento podemos agregar los aromas y colorantes.

  10. Enmoldamos con ayuda de moldes de silicona. La mezcla seguirá reaccionando las siguientes horas. Fíjate en el color que tiene.

  11. A las 24 o 48 horas puedes desmoldar los jabones y los colocas sobre un cartón para que sequen y curen durante un mes. Si, ya sé que es mucho tiempo, pero es necesario para que la sosa se consuma totalmente y el jabón adquiera la dureza adecuada. después de este tiempo de cura ya podemos usar nuestros jabones.

Fotos de Eduardo García Parada.

WEBS INTERESANTES

Podéis encontrar en la red un número inmenso de webs sobre jabones:

MENDRULANDIA es una web muy interesante por las explicaciones claras y concisas que da, así como por la fantastica calculadora de saponificación que contiene, donde podréis descubrir las características de los jabones que vais a realizar.

ELABORACIÓN TRADICIONAL DEL JABÓN PARA LA COLADA

 

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